Ubicado a las afueras de Bogotá, este tradicional club campestre quería darle un refresco a la imagen interior de sus habitaciones sin perder la esencia tradicional del mismo. Para este fin, se reacomodaron internamente los espacios para mejorar la sensación de amplitud. El uso de colores neutros con toques verdes y naranjas alusivos a la naturaleza circundante completan la experiencia de descanso y relajación que deseaban comunicar con la marca.